¿Cómo comprender el halo de sacralidad que rodea aún hoy la práctica
de la justicia? ¿Cómo se explica la distancia que separa la concepción
de la función de juzgar en Occidente y en otras culturas, como la de
China? ¿Cuál es el origen del abismo que se ha formado entre las justicias
del common law y las de Europa continental, hasta en la construcción
de la verdad judicial?
Este libro busca responder a estas preguntas en la historia de las articulaciones
entre justicias humanas y justicia divina, en el seno mismo
de la práctica de los procesos. En Occidente dichas justicias han pasado
por dos fases. La primera fue de instrumentalización. La cristianización
de las ordalías permitía solicitar directamente a Dios el juzgamiento
de las causas. La segunda fue de imitación. A partir del Medioevo central,
los hombres iban a asumir solos la carga del juzgamiento. Pero
nunca perdieron de vista la exigencia de perfección impuesta por la
referencia al ideal de una justicia absoluta.
La obra busca desenmarañar los hilos de esta historia, esclareciéndola
al mismo tiempo desde el exterior al inscribirla en una amplia antropología
comparativa de los rituales judiciales.